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martes, 7 de julio de 2020

Sobreabundante



 Cuantas historias de la vida real, algunas más visibles que otras nos permiten darnos cuentas de lo triste o vacíos que podemos estar alejados de Dios.  

    Tenemos oportunidad de ver personas sufriendo por diferentes situaciones o circunstancias (salud, económicas, familiares, de parejas, legales, hijos, emocionales etc.), en este caso hago referencia a las que provienen como consecuencia del pecado; sin embargo, el mensaje en el evangelio es claro: Jesús dice he venido por ustedes, para darles la mano y sacarlos de esa situación. Lucas 4:18 NTV «El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos.

   Cuando Jesús los oyó, les dijo: «La gente sana no necesita médico, los enfermos sí. No he venido a llamar a los que se creen justos, sino a los que saben que son pecadores». Marcos 2:17 NTV .

    Hace algunos años en mi grupo de oración, tuvimos un caso de una joven con adicción a las drogas, proveniente de una familia disfuncional, sin hogar, principalmente ausencia de padre y madre. Esta joven desde muy pequeña estuvo a cargo de su abuela, una vida de carencias en todos los sentidos, sufrimiento emocional, ansiedad y depresión. Sin embargo, de corazón muy noble. La falta de amor y la dureza del corazón ocasionan muchas veces heridas en otros que difícilmente podrán ser sanadas sin Dios y sin oración.

    Comenzamos a realizar un trabajo de oración y de intercesión, en todas las reuniones, y aunque yo estaba en mis comienzos de la vida cristiana, no dudaba de que la oración de fe era poderosa.

    Muchas veces no fue solo oración, sino recogerla en la calle  en estado de dopaje, alimentarla, darle seguimiento, incluso tomar la decisión de atenderla e internarla en un centro especializado para tratamientos de desintoxicación, un proceso lento , doloroso y  costoso. Se requiere fortaleza para ver de cerca, hasta dónde puede el desamor, las ataduras, y la maldad presente en el mundo y en nosotros mismos destruir al hombre que es creación de Dios.

    Esta historia es una mas de la vida real donde el amor salió vencedor. Las oraciones, el cuidado, amor, paciencia y disposición de las personas lograron que esta joven superara su adicción. Sin embargo, al pasar el tiempo, conversando en una oportunidad y cerca de entrar a una Iglesia, se detuvo y me expreso: No se si yo pueda entrar allí … hace mucho tiempo que no asisto…he hecho muchas cosas malas… (sentimientos de tristeza y vergüenza como los de Adán y Eva en Génesis 3:10) esas palabras quedaron grabadas en mi mente, pero hoy me recuerdan las palabras de Jesús : La gente sana no necesita médico, los enfermos sí. No he venido a llamar a los que se creen justos, sino a los que saben que son pecadores “. Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Juan 8:10 RVR60 ¡Jesús muestra siempre Misericordia!

    No hay pecado, ni cosa que hayas hecho por mas grave que sea, que te impida ser merecedor del perdón y la restauración que Dios quiere darte. Todos tenemos acceso por la muerte de Jesús en la cruz a recibir perdón, una nueva vida, esperanza y vida eterna. El enemigo de nuestras vidas se aprovecha de estos sentimientos de tristeza y vergüenza para retrasar nuestro camino a Dios y el crecimiento espiritual, no lo permitas.

   Y esta es la buena Noticia: “La ley apareció para que el pecado se hiciera fuerte; pero si bien el pecado se hizo fuerte, el amor de Dios lo superó. Romanos 5:20 TLA

 

¡Dios te Bendiga !


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