Luchar
puede definirse como batallar o batirse dos o mas personas entre si para
conseguir una cosa. Otra definición es: enfrentarse una persona con otra utilizando
fuerza u otros medios, con el fin de vencerla.
En esta
oportunidad quiero hacer referencia a dos pasajes bíblicos. En el Antiguo
Testamento la lectura de Genesis 32: 22-30 describe la lucha que mantuvo Jacob,
con un hombre, que algunos comentaristas describen como una aparición especial;
un ángel; Dios en forma humana; una figura de Jesús.
Debemos
recordar que el nombre Jacob significa “timador, tramposo y astuto”. Según lo
registran las Sagradas Escrituras, Jacob era lo suficientemente hábil, astuto e
inteligente como para sentir necesidad de confiar en Dios. Es por esta razón
que Dios debía tratar en él, la autosuficiencia y el orgullo que provenían
de una naturaleza carnal.
En este
contexto se da una lucha que demoro hasta que rayo el alba. ¿Te imaginas en una
lucha con Dios intentando torcer su voluntad? Es probable que salgas con
algunas consecuencias como las que tuvo Jacob, pues la Biblia registra que se descoyuntó
el muslo mientras luchaba.
Si embargo,
esta lucha le mostro a Jacob sus debilidades y el reconocimiento de la grandeza
de Dios al ser derrotado. Él pensaba que el enemigo era su hermano, sin embargo,
Dios le muestra que su mayor enemigo era su propia naturaleza carnal.
La bendición
más grande que podemos recibir es la derrota de nuestro ego, autosuficiencia, orgullo,
soberbia, altivez y arrogancia que nos
llevan a luchar con Dios y nos apartan de la pobreza de espíritu necesaria para
alcanzar las promesas.
En el Nuevo
Testamento Mateo 5:3👉 nos recuerda: Bienaventurados los pobres en espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Dios te
Bendiga🙏
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