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domingo, 3 de octubre de 2021

El séptimo ¡Ay!

 


En una oportunidad escuche al pastor predicar acerca de los “Ayes” en las Sagradas Escrituras. Ciertamente los hay y son de consideración e importancia.

Hace poco me encontré con un devocional que hoy les comparto de Pablo Martini, titulado el Séptimo Ay.

En el capitulo cinco del libro del profeta Isaías encontramos seis “ay” o exclamaciones de juicio sobre el pueblo de Dios.

El primer (1) Ay es para aquellos acumuladores de bienes raíces. Materialismo ambicioso. Isaías 5:8

El segundo (2) es para los “parranderos”, aquellos que llevan una vida sensual y libertina.  Isaías 5:11

El siguiente (3) en el verso 18, esta dirigido a los que desafían a Dios y viven como si él durmiera ante su iniquidad.

El verso 20 (4) es una gráfica del relativismo moral que hoy nos envuelve, y que no es nuevo. “Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo.”

El quinto (5) Ay está dirigido a la supuesta llamada ciencia, v21, y el sexto (6) en el verso 22 a los bebedores de licor.

La lectura continua en el capítulo seis, y el profeta es transportado en espíritu a un lugar en el cielo que le cambia radicalmente su vida. El clima de santidad que rodeaba la escena despertó en el profeta conciencia de pecado, de muerte, y de labios inmundos, y exclamó un Ay (el séptimo) que todos debemos aprender a exclamar: “Ay de mí que soy hombre muerto” Como si Dios torciera el dedo acusador de Isaías y se lo apuntara a él mismo para decirle: Y tú ¿Qué? Nadie está limpio ante el trono de Dios. Solo allí en confesión sincera, en arrepentimiento de alma y reconocimiento de nuestro pecado es que estamos listos para ser usados por Dios.

Después de esto, se oyó la voz que decía:  ¿A Quién enviare? ¿Quién ira? y respondió Isaías: Heme aquí, envíame a mí.

Dios te Bendiga

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