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domingo, 29 de mayo de 2022

Milagros Graduales

 

«¿Ves algo?». Levantando los ojos dijo: «Veo hombres; me parecen árboles, pero andan». Le puso otra vez las manos en los ojos; el hombre miró: estaba curado y veía todo con claridad

Marcos 8:22-26

La ceguera era, y es todavía, una de las grandes desgracias en Oriente. La causa en parte la oftalmia, y en parte el deslumbramiento despiadado que produce el sol. Lo agravaba seriamente el hecho de que no se sabía lo suficiente de higiene y de limpieza. Era corriente ver personas con los ojos legañosos y llenos de moscas. Naturalmente, esto hacía que se extendiera la infección fácilmente, y la ceguera era una verdadera plaga.

Solamente Marcos nos cuenta esta historia; y sin embargo hay en ella ciertas cosas tremendamente interesantes.

He aquí un ciego llevado a Cristo por sus amigos. De ahí se demuestra la fe de los que lo trajeron. Si los que están espiritualmente ciegos, no oran por sí mismos, de todos modos sus amistades y parientes deben orar por ellos, para que quiera Cristo tocarlos.

Jesús se llevó al ciego de entre la multitud y fuera del pueblo para poder estar a solas con él. ¿Por qué? Piénsalo.

Podemos imaginarnos a Jesús guiando al ciego por un buen rato, hasta estar fuera de la ciudad. No es que el ciego no tuviera quien lo guiara, allí estaban sus amigos, pero el Señor quiso hacerlo él mismo. Esto formaba parte también del proceso de sanidad que el ciego necesitaba. El contacto con Jesús, el sentir su dirección, el ver que le dedicaba su tiempo, tal vez alguna conversación en el camino, pero sobre todo, estar a solas con él fuera de la multitud de curiosos, servía para establecer una relación personal de confianza, necesaria para este hombre. Jesús sabía que sería mucho mejor si se le podía llevar a un lugar en el que la sorpresa y la emoción de ver se le presentaran menos repentinamente. 

Cualquier gran médico y cualquier gran maestro tiene una característica sobresaliente. Un gran médico es capaz de introducirse en lo íntimo de la mente y el corazón de su paciente; comprende sus temores y sus esperanzas; literalmente simpatiza -sufre con- él. Un gran maestro penetra en la mentalidad de su alumno. Ve sus problemas, sus dificultades, sus tropezaderos. Por eso Jesús era tan supremamente grande. Podía entrar en la mente y en el corazón de las personas a las que trataba de ayudar. Tenía el don de la compasión porque podía pensar con los pensamientos de ellos y sentir con sus sentimientos. Que Dios nos conceda esa cualidad de Cristo.

¿Por qué Jesús tocó al hombre dos veces antes que pudiera ver? Este milagro no era difícil para Jesús, pero quiso hacerlo por etapas, quizás para mostrar a los discípulos que algunas sanidades serían graduales y no instantáneas, o para demostrar que la verdad espiritual no siempre se percibe con claridad desde el principio. Sin embargo, antes que Jesús se fuera, el hombre se sanó por completo.

La sanidad fue obrada en forma paulatina, lo que estaba fuera de lo común en los milagros de nuestro Señor. Cristo demuestra su método común para sanar por su gracia a los que, por naturaleza están espiritualmente ciegos. Primero, su conocimiento es confuso, pero como la luz de la aurora, va en aumento hasta que el día es perfecto y, entonces, ellos ven claramente todas las cosas.


Dios te Bendiga 🙏


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